Hoy hace una semana Mari nos dejó. ¿Quien es Mari? Mi madrina de confirmacion, como una tía muy querida. Ella formó parte de nuestras vidas en la Venezuela de mi infancia. Todos los fines de semana estábamos juntos. Mis padres fueron como una familia para ella cuando vivió una etapa en la que las cosas no le iban bien. Ella supo comprender mi larga y abundante melena siempre en trenzas. Desenredaba mi cabello con paciencia y amor. Para mi comunión me regaló una cadena con un crucifijo poco habitual. Hermoso. Siempre lo he usado y desde hace una semana no me lo quito de encima. Cuando ella y mi padrino eran novios yo siempre estaba en medio de los dos. Ellos eran míos y solo míos. Si se iban a adar un beso ahí en medio estaba yo. Eran solo míos. La boda civil fué en mi casa. Estando embarazada ella le preguntó a mi padrino: ¿Que va a pasar cuando llegue la criatura? Pero la hermosa criaturita llegó: Gladys. Una bebita con unos ojos hermosos, profundos y negros. No sentí celos. Era mi muñequita, mi niñita. Mis padres fueron los padrinos de bautizo. Con el paso de los años ellos se vinieron a vivir a Asturias. Y aunque el contacto no fué el mismo, siempre estuvo pendiente de nosotros. Recuperamos las vivencias cuando mis padres vinieron hace dos años y medio de Venezuela. Casi todos los fines de semana ibamos a comer a su maravillosa casa. Habían partidas de brisca. Unas partidas legendarias.
Mari era una mujer que vivía la vida con total pasión y fuerza. Tenía una energía tremenda y una fuerza interior maravillosa. No vayan a pensar que era la dulzura personificada. No. Ella la dulzura la guardaba para los niños. A los adultos nos tocaba recibir su amor en forma de regaños y comidas exquisitas. Con ella podrías discutir afanadamente de cualquier cosa, por tonterias. Pero ahí estaba siempre pendiente de todos y de todo. Cuando el año pasado operaron a Papá de cáncer de tiroides casi me ordenó: "Tu madre se viene conmigo mientras cuidas a tu padre en el hospital". Así fué. Para alegría de ella y de sus perros. Perros que nos adoran. Fué durante esos días que se dió cuenta de la demencia senil de Mamá. Y lloró por ello. "¡Ay Anita!" me decía, "con lo que fué tu madre de luchadora, emprendedora, pendiente de todo y de todos y verla ahora así...". Ya lo he dicho más de una vez: fisicamente Mamá está bien, si la distraes y le das cositas para hacer, ella encantada. Juega a la brisca como nadie y eso le va muy bien. Pero verla tan olvidadiza y sin iniciativa le partió el corazón a Mari. Desde ese momento se volvió más protectora con mis padres. Comprendió mís angustias y momentos de soledad y desazón. Fué la persona más solidaria en estos ultimos tiempos. Una de las veces que fuimos a su casa yo le dije: "Ay Mari, ya estamos aquí otra vez para darte la lata y trabajo". Me dió un gran abrazo y me dijo con lágrimas de emoción en los ojos: "Ay Anita, ojalá vosotros pudierais venir tantas veces o más como las que yo estuve en vuestra casa en Caracas. ¿Cuanto lloré yo en tu casa? ¿Cuanto cariño y apoyo encontré?". Ahora al escribir sus palabras no puedo evitar llorar de emoción.
Siempre pendiente de todo y de todos.
Siempre discutiendo en medio de las partidas de brisca. Menudos gritos...Era tramposilla...si, si, si...(No puedo evitar sonreir entre mis lágrimas al escribir esto) Y se desesperaba cuando hacía trampa y aún así perdía.
Regañaba con todos. Yo al principio no lo entendía. Hasta que un buen día una luz me cegó y comprendí que era su forma de quererte. Regañaba mucho a Papá. Él se desesperaba...y al día siguiente ella me llamaba para preguntarme como estaba. Si veía a Mamá mi encerrada en si, igual. Cada vez que llegaba a su casa le daba un gran abrazo y besos. Ella me miraba me sonreía y alguna vez me soltaba alguna palabrota. Y yo la recibía con todo el cariño. Mis padres están rotos de dolor.
Mi buen amigo Paco me hizo un regalo maravilloso. Cuando me escuchó llorando por el fallecimiento de Mari, me dijo: "Te llevo a Asturias". Salimos el viernes pasado y volvimos el domingo. Toda una paliza de viaje. Pero tenía que estar allí. No llegamos a tiempo al cementerio. Fuimos a su casa. Estaba llena de gente que no podía comprender su cruel desaparición.
Nicolás, su nieto adorado estaba roto. Paso de ser un niño de unos 13 años a tener el aplomo de un hombre. Me abrazó y me murmuró al oido sus palabras de dolor. Sus nietas están rotas. Cuando ví a Gladys, mi niña, sentadita en la cocina. Me miró. Hubo un silencio profundo. Sus hermosos ojos negros estaban apagados y secos, su expresión, su gesto, su rostro mostraba una cicatriz emocional difícil de borrar. Nos abrazamos. No pude decir más que: "mi niña, mi niña". Ya no tenía lágrimas. Cuando vía a mi padrino me rompí. Se me echó al cuello. Lloramos como niños...me expresó su dolor. Hasta sus perros vagan por la casa como animales perdidos.
Me queda el consuelo que no sufrió para morir. Vivió la vida plenamente y llena de pasión. Lo malo es que los que quedamos aquí tenemos que recuperarnos de su terrible pérdida. Ahora nuestras energias tienen que estar destinadas a superarnos, a ayudar a mi padrino (mi oso amoroso y grandullón) a sus hijas y nietos (los biznietos son muy pequeñitos y por suerte no se han dado cuenta).
Sé que donde está ahora estará cocinando sus muchísimos platos suculentos y exquisitos. Estará regañando a todo el mundo y metiendo prisas para echar una partida de brisca. Estará velando por sus seres queridos aquí abajo que nos quedamos huérfanos de su amor y su pasión. Debemos superarnos y hacer que ella esté orgullosos de nosotros. Debemos imitar su ejemplo y ser luchadores y superar todo esto.
Solo deseo que el cielo nos envie fuerzas.
Y la gran ironía es que el domingo se cristalizó la venta de nuestras parcelas en Asturias. No puedo evitar pensar que ELLA nos lo mandó desde el cielo. Ella que conocía nuestra situación, tanto se preocupó por nosotros en este ultimo año. Más que la propia familia. Lo que pasa es que ahora no puedo disfrutar de esto. Su pérdida me lo impide. En cuanto vuelva a Asturias plantaré un árbol dedicado a ella.
Para tí Mari. Eres única e irrepetible. Doy gracias al cielo porque estuviste y estás en nuestras vidas. Personas como tu marcan la diferencia y dejan huella. Nunca te olvidaremos. Cuídanos... protégenos. Te quiero mucho, mucho, mucho.
Para tí Mari: SIEMPRE..